sábado, 17 de septiembre de 2016

La ilusión de Ponzo

La palabra castellana “Ilusión” tiene, como la mayoría de los vocablos de nuestra rica lengua, varios significados, dependiendo de los contextos donde aparezca.
Una de sus acepciones, según la Real Academia de la Lengua, es la siguiente:
“Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugerido por la imaginación o causado por engaño de los sentidos”
Esa precisamente es la aplicación semántica que invoco para la hermosa palabra en esta entrada, pues de engaño de los sentidos va la cosa.
La ilusión de Ponzo es una errónea percepción de los tamaños de las cosas, provocada por la influencia de rectas convergentes o por efectos de la perspectiva. La describió el psicólogo italiano Mario Ponzo, a quien debe su nombre, allá por los inicios del pasado siglo XX.
Una de sus más cotidianas expresiones se aprecia en los astros; en todos, en las constelaciones, en los planetas… Pero resulta especialmente llamativa en el Sol y en la Luna.
Todos hemos visto cómo estos astros presentan un tamaño considerablemente mayor en sus ortos y ocasos que en su cénit. Por lo general  solemos atribuir el fenómeno a un efecto de refracción atmosférica. Pensamos que el aire se comporta como una lente de aumento, y al ser mucho mayor la cantidad de este fluido  que atraviesa la luz cuando procede de los horizontes que cuando proviene de la altura, se ofrece a nuestros ojos una imagen más grande y ampliada del objeto emisor. Sin embargo esto no es cierto. La percepción  equivocada de los tamaños se debe a una errónea interpretación de nuestros cerebros. Es una Ilusión óptica, como tantas otras.
Si algo caracteriza el avance de la astronomía es, precisamente, el cuestionamiento de lo que nos sugieren nuestros sentidos.
Hace unos 2216 años, un griego llamado Aristarco de Samos afirmó que la tierra giraba alrededor del sol. Habría que haber oído lo que decían de él sus coetáneos, claro que para eso sería necesario dominar el griego antiguo, y no es mi caso. Nos contentamos con saber que nadie le creyó, y que si ocasionalmente alguien le dio razón, sería sin duda bajo los efectos de algún buen caldo de Mesenia, de esos que se criaban en las faldas del monte Taigeto, y que una vez disipadas las euforias etílicas el fugaz prosélito volvería, veloz, a la ortodoxia aristotélica. No en vano los antiguos griegos, al igual que nosotros y que todas las gentes, incluidas las que pueblan el peculiar casar de Villafranca, lo que vemos moverse es el Sol alrededor del mundo. Así que el adelantado astrónomo hubo de ser tomado a chufla, no siendo esto lo peor que le podía pasar, a tenor de la suerte que corrió Galileo Galilei ocho siglos después, y más a tenor aún de lo que aconteciera a Giordano Bruno, por atreverse a defender similares postulados.
La cosa es que la realidad del cosmos supera nuestras muy limitadas e ilusorias realidades, y que sólo dejando a un lado las asentadas convicciones y los prejuicios podemos aspirar a avanzar un poquito hacia ella.
La ilusión de Ponzo es sólo un pequeño ejemplo, si bien paradigmático, de lo que estoy pretendiendo explicar en esta entrada.

Adjunto dos imágenes que tratan de ilustrar el porqué del efecto.
Esta imagen es una composición realizada con dos fotografías, aún calentitas, de ayer mismo.
La luna de la derecha, la que está tras la torre del reloj, es, obviamente, la misma que la de la izquierda, la más pálida. Lo que las diferencia es el tiempo en que fueron retratadas. La primera la fotografié en el orto, como demuestran las referencias paisajísticas, la segunda alcanzó el sensor de mi cámara desde las inmediaciones del cenit. Mis ojos y mi cerebro las percibieron con tamaños muy diferentes (mucho mayor la del reloj, dónde va a parar) pero el muy pragmático sensor no se dejó engañar, y las reveló iguales en lo que atañe a perímetros, diámetros y otros euclidianos parámetros. 
La imagen no tiene más edición que la extracción de la luna cenital y su colocación junto a la otra, sin modificar en absoluto los tamaños captados por la cámara.
Ambas fotografías fueron tomadas con la misma cámara, la misma óptica e idéntica longitud focal: Teleobjetivo de 300 mm.
¿Por qué si son iguales las vemos diferentes? 
Ignoro si con esta imagen podré ilustrar el fenómeno conocido como "Ilusión de Ponzo" del que vengo tratando. Pero la pongo aquí para intentarlo.

Quizá un poco mejor así:


Dado que vivimos en un mundo que al menos tiene tres dimensiones espaciales, una temporal y no sé cuantas cuánticas, la perspectiva forma parte de nuestras vidas. Las lunas de la izquierda están sometidas a esa perspectiva, mientras que las de la derecha estarían en un hipotético espacio bidimensional donde este tipo de ilusiones ópticas serían inexistentes o distintas.
Aunque en la imagen no se aprecia el efecto tanto como en la tridimensional realidad, espero que se note algo y que la explicación sirva al menos para pasar un ratejo de plenilunio camuñero.




4 comentarios:

  1. Y a propósito de la Luna, sus movimientos, sus ciclos y sus fases, hay una duda que me gustaría plantear en este espacio lleno de estrellas, dónde mejor.
    Se trata de los movimientos ascendente y descendente del satélite, que no pocas veces se confunden con las fases creciente y menguante. Yo llego hasta saber que no son lo mismo, pero poco más, y como aquí hay una sección que se llama "Aprendizaje", pues a ello vengo, si es posible.
    Por cierto, muy interesante y atípico este nuevo universo virtual. Bienhallado.
    Un saludo.

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  2. Bien venida a este pequeño espacio virtual,Elda.
    Gracias por este amable comentario.
    Sobre la cuestión que planteas puedo decirte que, en efecto, no existe una directa relación causa efecto entre los movimientos que mencionas y las fases lunares.
    Los movimientos ascendente y descendente de la Luna son variaciones periódicas en declinación provocadas por la inclinación del plano orbital del satélite respecto a la eclíptica (plano de la órbita circunsolar terrestre). Este fenómeno también sucede con el Sol. El arco que describe cada día nuestra estrella sobre el horizonte "asciende" durante 6 meses (desde el solsticio de invierno al de verano) y "desciende" durante otros 6. Es decir, su ciclo ascendiente y descendiente es de un año.
    La Luna hace lo mismo, sólo que su "año" dura aproximadamente 28 días, por lo que está ascendiendo durante 14 y descendiendo durante otros tantos.Hay,sin embargo, diferencias notables entre ambos astros por lo que se refiere a la periodicidad de sus variaciones en declinación. Lo de la Luna es algo más complejo que lo del Sol, por lo que, recogiendo la sugerencia implícita de tu comentario, intentaré elaborar un articulillo que desarrolle el tema un poco más.
    De momento te diré que los periodos ascendente y descendente de la Luna,no están asociados a las fases creciente y menguante, pudiendo coincidir con una u otra según toque.
    Un saludo.

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  3. Pd.:
    Los datos y conceptos que contiene la anterior respuesta, pese a estar expresados así como "ex cátedra" pudieran ser erróneos. Yo me he documentado y he seleccionado las explicaciones que se me antojan más verosímiles, pero la verdad es que mis conocimientos sobre estas materias son más bien justitos, de andar por casa, influídos por mi manera de pensar y colaterales a mi afición astrofotografía, por lo que en este, como en cualquier otro comentario o artículo que inserte en el blog, recomiendo contrastar y verificar la información consultando fuentes con más crétito, solvencia y rigor científico, que esto es más cosa de entretenimiento y distracción en el sentido lúdico de los términos.
    Aprovecho el comentario para pedir que si alguien encuentra algún error o inexactitud en estos textos,especialmente en los míos,exprese la oportuna corrección,crítica,discrepancia o lo que procediera.
    Creo que en estos asuntos no hay cosa mejor que aprender enseñando y enseñar aprendiendo. Compartir, en un verbo, y disfrutarlo.

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  4. Muchas gracias, Floren, por la bienvenida y por la explicación.
    Me alegra saber que los movimientos de la luna que generan estos periodos son más complejos que los del sol, porque con él lo veo claro, pero con ella me cuesta un poco más visualizarlo, así que espero con paciencia esa entrada que tienes pensado hacer.
    Un saludo.

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